martes, 23 de octubre de 2012

EL GRAN UNIVERSO



Una de las preguntas que se hace el ser humano desde que empezó la evolución se refiere al mundo que nos rodea. A medida que aumentan los conocimientos, este mundo se va ampliando. La educación en Astronomía contribuye a un mejor conocimiento sobre el Universo. Los cursos sobre esta materia se imparten desde hace muchos siglos.


El Universo ha sido un misterio hasta hace pocos años, de hecho, todavía lo es, aunque sabemos muchas cosas. Desde las explicaciones mitológicas o religiosas del pasado, hasta los actuales medios científicos y técnicos de que disponen los astrónomos, hay un gran salto qualitativo que se ha desarrollado, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Quedan muchísimas cosas por descubrir, pero es que el Universo es enorme, o nosotros demasiado pequeños. En todo caso, vamos a hacer un viaje, en lenguaje sencillo y sin alardes, por lo más significativo que nos ofrece el conocimiento actual del Universo.
El universo es la totalidad del espacio y del tiempo, de todas las formas de la materia, la energía y el impulso, las leyes y constantes físicas que las gobiernan. Sin embargo, el término universo puede ser utilizado en sentidos contextuales ligeramente diferentes, para referirse a conceptos como el cosmos, el mundo o la naturaleza.1
Observaciones astronómicas indican que el universo tiene una edad de 13,73 ± 0,12 millardos de años y por lo menos 93.000 millones de años luz de extensión.2 El evento que se cree que dio inicio al universo se denomina Big Bang. En aquel instante toda la materia y la energía del universo observable estaba concentrada en un punto de densidad infinita. Después del Big Bang, el universo comenzó a expandirse para llegar a su condición actual, y continúa haciéndolo

El descubrimiento de la expansión del Universo empieza en 1912, con los trabajos del astrónomo norteamericano Vesto M. Slipher. Mientras estudiaba los espectros de las galaxias observó que, excepto en las más próximas, las líneas del espectro se desplazan hacia el rojo.

Esto significa que la mayoría de las galaxias se alejan de la Vía Láctea ya que, corrigiendo este efecto en los espectros de las galaxias, se demuestra que las estrellas que las integran están compuestas de elementos químicos conocidos. Este desplazamiento al rojo se debe al efecto Doppler.

Si medimos el corrimiento del espectro de una estrella, podemos saber si se acerca o se aleja de nosotros. En la mayoría este desplazamiento es hacia el rojo, lo que indica que el foco de la radiación se aleja. Esto es interpretado como una confirmación de la expansión del Universo.
En principio parece que las galaxias se alejan de la Vía Láctea en todas direcciones, dando la sensación de que nuestra galaxia es el centro del Universo. Este efecto es consecuencia de la forma en que se expande el Universo. Es como si la Vía Láctea y el resto de galaxias fuesen punto situados sobre la superficie de un globo. Al inflar el globo todos los puntos se alejan de nosotros. Si cambiásemos nuestra posición a cualquiera de los otros puntos y realizásemos la misma operación, observaríamos exactamente lo mismo.


EL GRAN AGUJERO NEGRO
ni estrellas, ni galaxias, ni gas, ni siquiera materia oscura: un equipo de astrónomos de la Universidad de Minesota, en Estados Unidos, ha descubierto un enorme agujero en el universo, vacío de cualquier materia conocida. El agujero, situado a mil millones de años luz, se encuentra en la región del cielo de la constelación de Eridanus, al suroeste de Orión.
"No solo nadie ha encontrado nunca un agujero tan grande, sino que no esperabamos encontrar uno de ese tamaño", comenta el profesor Lawrence Rudnick, de la Universidad de Minesota, autor junto a Shea Brwon y Liliya Willimas del artículo que publicará la revista Astrophysical Journal. Los astrónomos saben desde hace tiempo que el Universo contiene zonas vacías de materia, pero eran más pequeñas que la localizada ahora.
El agujero apareció al rastrear el cielo mediante el radiotelescopio del Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO, en sus siglas en inglés), en Nuevo México, para detectar el eco de microondas cósmicas que siguió a la creación del Universo: una débil señal que resuena desde el Big Bang. El análisis de unas observaciones realizadas en 2004 ha revelado que el mapa de las radiaciones de fondo del cosmos mostraba en ese punto una mancha fría en la región de Eridanus.
"Ya sabíamos que había algo distinto en esa mancha del cielo", ha asegurado Rudnick en el comunicado difundido por la Universidad de Minesota. La región aparece incluso desprovista de materia oscura, que no puede observarse directamente, pero que habitualmente se detecta midiendo las fuerzas gravitatorias.

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